Declaración de intenciones

Antes de nada daros la bienvenida a este modesto Blog.
Bueno compañeros, como veis, aquello que se inicio como una conversación de chigre entre dos amigos, continuó con diversos contactos y reuniones de gente con voluntad y comprometidos con nuestra memoria y raíces, ha transformado aquel proyecto de recuperar lazos en una realidad.
Nuestro sueño es, con todo el respeto y la humildad, seguir siendo la voz unida de todos los mineros del Pozo Tres Amigos, nuestro pozo, de aquellos que no renuncian a su pasado, pero tampoco al porvenir.
Y es que las cuencas mineras padecen la peor de las enfermedades que nuestro trabajo podría producir, la enfermedad degenerativa del olvido y el abandono. Algunos habitantes de las cuencas recordamos con nostalgia, los tiempos en los que el carbón era el modo de vida de casi todo el mundo, y los mineros “éramos una raza única e irrepetible”. Por eso es por lo que queremos mantener la memoria, las vivencias, nuestros recuerdos….. una parte muy importante de nosotros mismos, de nuestra vida.
Así que ya sabéis, disfrutad del Blog y animaros a contactar y trabajar con nosotros para mejorar, para animarnos, para criticarnos, para enviarnos fotos o documentos, etc, todo ello a través del siguiente correo electrónico
pozotresamigos@gmail.com

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¡¡Os esperamos!!

miércoles, 10 de octubre de 2018

Presentación de la restauración del pozo

Hoy hemos "presentado" en sociedad el resultado de nuestros trabajos en la instalaciones del Pozo, y la verdad que tenemos que agradecer la presencia de decenas de personas. Pero mas que explicaros nuestros motivos para hacerlo, las palabras que nos dirigió nuestro compañero y amigo mariano Bermejo, sintetizan nuestra intención y nuestros sentimientos.  

Yo pisé Asturias, por primera vez, una madrugada especialmente fría de 1983. Al volante de mi R12 familiar, llegué frisando las 5 a las inmediaciones de Moreda del Aller. Buscaba un pozo minero en el que debía encontrarme con el ingeniero Belderrain para hacerle una demostración de las virtudes y excelencias de la fotocopiadora Nashua que, a tal efecto, acarreaba en el maletero del coche. 
Como la cita era a las 9 de la mañana, busqué con ansia un lugar donde tomar un café y entrar en calor.
Puede decirse que allí comenzó todo. En el chigre donde unos hombres recios y sorprendentemente afables a esas horas, tomaban café y otros brebajes y llenaban, en muchos casos, unas extrañas botas que portaban consigo. 
Yo, pobre de mí, de americana y corbata, me sentí durante todo el día como un pulpo en un garaje. Y sólo la fabada y el cachopo que me prepararon para comer, en un bar en cuesta que ya no existe, en Moreda, lograron, con la charleta informal de los dueños, sosegarme un tanto. 
Dos cosas tenía claras: que los escasos 400 kms. que me separaban de mi Madrid,  me habían permitido cambiar de planeta. Y que me apetecía mucho, pero que mucho, saber más sobre esta gente: Los Mineros.
Han pasado sólo 35 años. Debo reconocer que mi  fascinación por esas gentes y su forma de vida ha ido in crescendo, hasta el punto de que hoy forma parte de una manera intrínseca de mi propia cosmogonía e, incluso, del devenir del que ha sido mi pequeño negocio familiar. 
Tal vez ésta sea la única razón que pueda justificar mi presencia hoy aquí: Aportar un punto de vista externo (aunque medio-pensionista) sobre lo que está pasando con vuestro mundo, que ya es, si me lo permitís, también el mío. Y cómo incardinar en este proceso la iniciativa de estos extrabajadores de este pozo Tres Amigos, empeñados en bogar contra corriente, a pesar de todo. 
Sí algo tengo claro, como consecuencia de mis múltiples viajes y vínculos por y con las distintas comarcas mineras de España, es que la minería marca inevitablemente un antes y un después en la sociología de sus habitantes. 
Hay, sobre todo, una característica común en todos esos grupos de población: todos ellos participan de un impresionante orgullo gremial. Es como si haber sido minero te forjara a fuego el carácter. 
"En todos los trabajos se fuma" se decía antes... Sí, pero no en todos se vive y, sobre todo, se muere de la misma forma.
A poco que se observe la historia del desarrollo de la minería, por ejemplo en Mieres, se ve claramente como capas de población, generalmente muy desfavorecidas, se van organizando y dignificando de una manera paulatina como consecuencia de este monocultivo industrial. Hasta el punto de que territorios y comunidades se adaptan, sacrificando en muchas ocasiones lo que sea necesario, para poder seguir adelante con esta actividad... El pueblo lo da todo y olvida que, para el poder, el suyo no es sino un trabajo más y que, en ese sentido, sólo se justifica en tanto en cuanto proporcione los beneficios adecuados a los verdaderos propietarios de los medios de producción. Al capital.
A veces, en mis peores pesadillas, tengo la impresión de que el poder ha "fumigado" la minería del carbón en Asturias (y en otros lugares) con el producto más eficaz que conoce: el dinero. 
Las comarcas mineras tenían que pagar, indudablemente para mí, un precio político por su reiterada insumisión. Pero es que, además, al poder le conviene acabar, de paso, con las peores consecuencias de décadas de actividad minera: las socioculturales; la conciencia de clase, la capacidad de lucha, la solidaridad, el compromiso sindical y, por ende, político... El orgullo de la propia historia.
Tres Amigos... 
¿Dónde se ha visto que la gente, ya jubilada, no sólo se respete a sí misma por lo que hizo, sino que además se empeñe en poner en valor, o por lo menos en lavar la cara a aquellos elementos físicos que constituían su entorno laboral?.
¿Acaso no es suficientemente significativo el ver como la propiedad ha optado por permitir que el monte se lo coma todo?. Al fin y al cabo, prima la restauración medioambiental...
Mineros...
¿No os vale con tener unos cuantos museos?.
¿Qué más queréis?.
Porque... vale que os juntéis una vez al año para comer y beber. 
Vale que recopiléis fotos,  que hagáis libros, que tengáis un blog.
Vale que,  incluso, os empeñéis en financiar y realizar un documental a base de horas y más horas de entrevistas, para preservar los testimonios más ásperos de los que, poco a poco, van callando, y cayendo...
Pero... ¿A santo de qué este empeño  recurrente por mantener vivo lo que ya no existe?.
¿Es que no os dais cuenta de que lo único que lográis es indisponer a las buenas gentes de las comarcas con su día a día más actual. Que les enfrentáis con sus ratios más vergonzantes; los del paro, los de la emigración, los de su esperanza de que el Gobierno cumpla con sus compromisos?
¿No os bastó con inflamar el país a vuestro paso?.
¿Creéis que se puede repetir el espectáculo, altamente inquietante, de vuestra entrada en Madrid aquella noche?.
Joder, si hasta yo me volví a sentir orgulloso de mis paisanos... Por un momento creí, ingenuo de mí, que se mantendrían en las calles...
Bueno, bromas aparte. Hay que reconocer que la iniciativa que nos reúne aquí  hoy es todo un ejemplo y ¿por qué no decirlo?, hasta una llamada de atención a los verdaderos propietarios de todas estas ruinas industriales...perdón; vestigios de actividad industrial. 
Total, ahora que se busca darle contenido a su supervivencia...
Tal vez alguien lo entienda y recoja el testigo. Al menos así se percibiría algún atisbo del cambio...
En fin, amigos, dejo para los medios de comunicación serios el panegírico sobre vuestro esfuerzo. 
A mí lo que me interesa resaltar es que con vosotros y de vosotros he aprendido que sólo los mejores sois capaces de seguir en la galería hasta el final. Que a vosotros el puñetero dinero no ha logrado alienaros como debiera. 
Espero, de todo corazón, que el páramo social de otras comarcas que fueron mineras nunca llegue hasta aquí.


Compañero,
yo tengo en la retina
la ruina
que te acecha tras la risa.
Apresura los abrazos a los tuyos.
Eleva los muros de tu compromiso.
Apreta los nudos
que te encofran en la libertad.