De esta imagen, ya prácticamente no queda nada, lo están desmantelando todo, ante la pasividad de quienes estarían obligados a protegerlo |
El 23 de enero de 2013 la Consejería de
Educación, Cultura y Deporte incluía en el Inventario del Patrimonio Cultural
de Asturias el castillete y el polvorín del Pozo Tres Amigos, excluyendo del
mismo la máquina de extracción. El castillete y la citada máquina de extracción
se instalaron entre 1962 y 1963 para sustituir a los anteriores, que habían
entrado en servicio allá por 1942. La justificación para la exclusión de la
actual sala de máquinas, como se conoce en el argot minero, hay que buscarla en
el Plan Territorial Especial de Recuperación de los terrenos de Hunosa, y en la
valoración previa del interés patrimonial para el Catálogo Urbanístico de dicho
plan. En este catálogo se establecían tres tipos de protección: integral,
parcial y ambiental. El castillete recibió la protección integral, y la máquina
la ambiental. Los motivos de esta distinta protección los sabrán los técnicos
que elaboraron el catálogo y los políticos que lo aprobaron. Y es que no debe
juzgarse una máquina de extracción, única y exclusivamente, por el valor del
edificio que la contiene o por la fecha de fabricación, puesto que un
castillete sin su máquina de extracción, sin cables, sin jaulas, no es mas que
una estructura metálica inerte y sin “corazón”. La protección ambiental permite
diversas actuaciones sobre el bien. En la ficha elaborada para la catalogación
se puede leer “pese a su escaso valor arquitectónico, la casa de máquinas junto
con el castillete, son los edificios más relevantes de la explotación y
prácticamente, los únicos que quedan en pie”. Respecto al uso, se propone la
restauración y preservación de la maquinaria existente en el interior y se
permite cualquier reforma tendente a la contemplación de la maquinaria
interior. También se propone destinar el edificio a “usos equipamentales” del
área industrial. Por ello, el grupo de compañeros que organizamos las reuniones
de antiguos trabajadores del pozo, habíamos propuesto a Hunosa y a las administraciones
regional y local, que se dejase la máquina de extracción como monumento, integrada
en la futura área industrial. El coste sería prácticamente cero, tan sólo la
pintura y nada más, pues que sepamos, las máquinas de extracción paradas no tienen
consumo.
Pero no nos perdamos en el lío de
las protecciones, porque al final sólo es un papel para que la administración
regional pueda justificar su deber de proteger el patrimonio industrial. El
verdadero problema de este patrimonio es que o se deja caer de viejo, o está
desapareciendo a manos de las bandas organizadas que se dedican al robo de
cobre y hierro. Qué más da si la máquina tiene una protección integral o
ambiental si ya, prácticamente de su instalación, no queda nada. Durante estos
años, los robos y actos vandálicos han destrozado la máquina, han arrancado los
cuadros de señales en busca del cobre y se han llevado piezas del motor; ya
queda poco de la máquina que todos conocimos, salvo las piezas grandes que,
como los tambores, suponemos empezarán a sopletear poco a poco, como han hecho
con muchas otras instalaciones industriales. No se puede proteger todo, pero
las administraciones, en colaboración con Hunosa, podrían hacer algo más que
quedarse en la denuncia de los robos y destrozos. La ley de Patrimonio Cultural
del Principado de Asturias, en su artículo 28.4 impone al Principado de
Asturias el deber de promover medidas de colaboración con los Cuerpos y Fuerzas
de Seguridad del Estado que fortalezcan y mejoren la vigilancia y seguridad de
los bienes que integran el patrimonio cultural de Asturias. Quizás en los
elementos más importantes deberían instalarse alarmas, reforzar los elementos
de protección o establecer un plan de vigilancia, cualquier cosa menos dejarlo
todo abandonado a su suerte.
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