Hasta el día de hoy este blog había
intentado ser lo más aséptico e imparcial que un corazón minero y una mente fría
podían soportar. Pero todo eso se acabó, es imposible seguir abstrayéndose a la
realidad, a los planes de este “desgobierno” para el sector de la mineria, para
nuestro sector.
Como país, como región, como sociedad y como
personas vivimos un tiempo crítico, un tiempo en el que solo nos debe servir recuperar los valores que construyen un mundo
más justo y sostenible, reivindicar el significado de la palabra solidaridad. Solidaridad
es el sentimiento de unidad basado en metas comunes, la solidaridad también se
refiere a los lazos sociales que unen a los miembros de una sociedad entre sí. Me
gustaría que, en estos tiempos de crisis, volviéramos a incorporar la
solidaridad a nuestra forma de vivir el día a día.
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Miguel Llaneza "Miguelón" |
El individualismo, el egoísmo, la competencia por los recursos, por el
trabajo, nos ha llevado a la situación tan difícil y tan insostenible en la que
estamos. Recuperar este valor nos puede ayudar a salir de esta crisis puñetera
que nosotros no creamos ni generamos, a cambiar las cosas. Nuestros hijos no se
merecen que les roben su futuro, ni que mañana les digan que sus padres lo
veían venir pero no hicieron nada, que lo conseguido por sus abuelos con mucho
trabajo, además de con sangre, sudor y lagrimas, se lo han hipotecado sin que
la sociedad levantase la voz, sin luchar por ello, sin luchar por nuestro
futuro que será el suyo. Tenemos que ser solidarios con las siguientes
generaciones, y pensar en hacer más sostenible el mundo en el que vivimos,
porque es el que les vamos a dejar. Sabiendo además, que el 20% más rico de la
humanidad acapara casi el 83% de los recursos de la tierra mientras que el 40%
más pobre de la humanidad está obligado a subsistir con menos del 4%, es decir,
con diez veces menos de lo que les correspondería en un reparto equitativo. Durante
años se han privatizado los beneficios y ahora se pretende socializar las
perdidas.
Todos estamos convencidos de que la injusticia y la pobreza deben
terminar, pero para ello debemos actuar y luchar para construir relaciones que
no están guiadas por la lógica del beneficio, sino por el reparto justo, la
igualdad, la solidaridad. El sistema nos esta haciendo sentir incapaces de
alguna actuación eficaz, de que esto aun puede ser peor, pero debemos recordar
que nada se sostiene por sí mismo. Se mantiene porque lo mantenemos a través de
nuestros actos cotidianos, porque no nos revelamos contra nada ni contra nadie.
Recordemos todos los instrumentos de presión que tenemos a nuestra disposición,
podríamos decir que son tantos como las funciones que cada uno de nosotros
desempeñamos en la sociedad (como ciudadanos, como trabajadores, como padres y
madres,...). El resto vendrá por si solo.
Destruyamos, entre todos en conjunto y cada uno de manera individual,
la apatía, la indiferencia, la decepción, todo ello con imaginación, con
honestidad, con entusiasmo pero luchemos, no olvidemos el espíritu de las
huelgas, del minero reivindicativo y solidario. Hoy, más que nunca, la Sociedad nos necesita,
nuestros compañeros y las Cuencas nos necesitan.
Del sector del carbón, de nuestro sector, de nuestra vida, decían que
era un sector energético estratégico, pero ahora, y por la decisión de un
Gobierno plegado a las decisiones externas, pasa a convertirse en un sector agonizante y a partir del 2013 en serio
riesgo de desaparición. La minería del carbón no cuenta tanto como se
creía para el gobierno central y encaja un durísimo revés tras la ruptura
escenificada en la Comisión del
Seguimiento del Plan del Carbón 2006-2012, donde el Ministerio de
Industria confirmó las peores previsiones de los sindicatos y patronal del
carbón pues recortará un 67% las
ayudas destinadas a la producción del carbón nacional amparándose en la crisis
y en decisiones comunitarias, sin recordar que existe una directiva que
garantiza la libre disposición de cada Estado a consumir el 15% de energía
autóctona. Así pues, se va a seguir quemando carbón durante muchos años, pero
quieren que solo sea el de importación, abocando a nuestras cuencas a la desaparición,
a ser auténticos desiertos en lo social y en lo económico.
No podemos consentirlo, debemos estar atentos y dispuestos a defender
lo nuestro, a defender el futuro de las comarcas, de nuestros hijos, a defender
el actual estado de bienestar de forma responsable y comprometida, con los
medios y de la forma que sabemos después de muchos años de lucha, no mas paro y
desolación, no podremos tener futuro si no defendemos el presente, rescatemos
el espíritu solidario del 34, del 62, del 91, o el que demostrábamos en el día
a día de nuestro trabajo. Compañeros: solidaridad y lucha, lucha y solidaridad ¡¡¡¡ a las barricadas!!!!