Queremos tener aquí un cálido y
emotivo recuerdo, para un movimiento espontáneo que ocurrió hace 50 años, y del
que, vistos los acontecimientos actuales, quizás tengamos mucho que “aprender”.
El de 1962 no será un año más en
el discurrir del régimen franquista, caracterizado tanto por su longevidad como
por su inmovilismo. El más formidable movimiento huelguístico de los producidos
bajo la dictadura de Franco conlleva el estremecimiento y pone en entredicho y
en jaque a las estructuras del Régimen. En las huelgas de 1962 Asturias recobra
la condición que no había ostentado desde las jornadas revolucionarias de
octubre de 1934, la condición de referente y faro de los trabajadores del resto de España, y fue
la señal para la reorganización del movimiento obrero en este país.
Las huelgas asturianas supusieron
un hito, un antes y un después que dejó la sensación entre los españoles de que
el viejo orden había sido desafiado con éxito. En el ambiente quedo la
sensación de que el régimen era vulnerable. Todo gracias a siete mineros del
pozo Nicolasa que una mañana de abril decidieron dejar de picar carbón.
Regreso a Asturias de un grupo de mineros deportados |