lunes, 28 de octubre de 2013

La nueva, ¿y buena? libertad

Seis mineros muertos y un puñado más en el hospital. Teverga pueblo ejemplar. Montones de conciudadanos ejerciendo su derecho a dejarse ver. Unos se miran entre ellos. Otros les miran a ellos. Otros no pueden creer lo que ven sus ojos y protestan cuanto pueden.
Pero ¿de qué va todo esto?.  ¿Cuál es el mensaje de este teatrillo de feria?. ¿Qué nos están contando?. ¿Quién le escribe los discursos a este tipo?. ¿De verdad les damos razones para que nos crean débiles mentales?. Tiene que ser eso; si no es así, no se entiende.
¿Cómo es posible que los oligarcas impartan doctrina con semejante impunidad, con lo que nos ha caído encima?.
En mi casa empieza a hacer frío ya y ahora la calefacción es un lujo.
El frigorífico nos hace pedorretas muchas veces a lo largo de la semana.
Los chicos nos ven pasarlas putas y ya no saben si vamos o venimos.
Apenas tenemos respuestas.
Lo único claro es que a esta banda, a los que nos explican en qué nos hemos equivocado, el plan les ha salido redondo. Poco a poco, nuestros hijos irán aceptando la nueva realidad. No tardando mucho se verán agradeciendo a los hijos de ellos que les dejen cambiar su vida por las sobras del convite.
Pero no os preocupéis. Ellos seguirán admirándose ufanos unos a otros. Periódicamente nos honrrarán con su presencia en días señalados. Incluso estrecharán vuestras manos y recogerán los presentes ilusionados de vuestros hijos ya domados.
Son los ciclos. Que no lo queramos dar por bueno cuatro desclasados carece por completo de importancia. Sólo faltaría que ahora viniese yo a recordaros la historia.
Además, ya sabéis que las ideologías ya no son necesarias. Ahora vivimos mejor. Por fin hemos desentrañado el significado del término esfuerzo.

Que viva para siempre ésta, la buena, la auténtica libertad.

Mariano Bermejo