martes, 29 de octubre de 2013

Algo se muere en el alma


Una vez más, la rabia contenida brota desde muy adentro de mí, una vez más las lagrimas afloran a mis ojos como consuelo a la aflicción que me embarga, una vez más tenemos que aumentar la lista de mártires, pues mártires son todos aquellos trabajadores que fallecen en el puesto de trabajo.
De nuevo quedan en el camino compañeros que ya no volverán a sus tajos, pero no porque les llegue la prejubilación, que tenían bien merecida, como la tienen todos los que llegan a ella, NO, ……….no volverán a sus tajos nunca más.
Honrados trabajadores que dejan atrás familias destrozadas e hijos a medio criar, dentro de la mina.
Mina traicionera que a más de dar el sustento, juegas todos los días una partida cuya apuesta es elevada. Todos los días debe de ganársete esa partida, pues por desgracia quien pierde no vuelve a jugar nunca más. No das revanchas.
Mina excavada en las entrañas de la tierra, que cuenta con muchos ardides en su juego y cuya arma letal, entre otras, es el grisú.
Fatídico gas que escondido en las profundidades, afloras traicioneramente llevándote nuestro más preciado bien, LA VIDA.
El pozo Emilio del Valle es el protagonista de la última historia de desgracia de nuestra gran familia, la familia minera. 
Atrás quedan recuerdos, unos lejanos como los de 1995 donde una deflagración de gas acabó con 14 de nuestros amigos y compañeros y otros más cercanos donde no por ser menor el número de los fallecidos son menos importantes, da igual que sea 1 o que sean 14.
La Familia Minera estamos de luto, porque fuimos mineros, porque somos mineros, porque…ante todo, seguimos siendo mineros y por ello estaremos como siempre presentes en los sepelios de nuestros compañeros. No hay justificación que nos aparte de cumplir con ese deber que tenemos hacia ellos.
Cada vez que un minero fallece, algo se muere en el alma y no se puede aguantar. 

lunes, 28 de octubre de 2013

La nueva, ¿y buena? libertad

Seis mineros muertos y un puñado más en el hospital. Teverga pueblo ejemplar. Montones de conciudadanos ejerciendo su derecho a dejarse ver. Unos se miran entre ellos. Otros les miran a ellos. Otros no pueden creer lo que ven sus ojos y protestan cuanto pueden.
Pero ¿de qué va todo esto?.  ¿Cuál es el mensaje de este teatrillo de feria?. ¿Qué nos están contando?. ¿Quién le escribe los discursos a este tipo?. ¿De verdad les damos razones para que nos crean débiles mentales?. Tiene que ser eso; si no es así, no se entiende.
¿Cómo es posible que los oligarcas impartan doctrina con semejante impunidad, con lo que nos ha caído encima?.
En mi casa empieza a hacer frío ya y ahora la calefacción es un lujo.
El frigorífico nos hace pedorretas muchas veces a lo largo de la semana.
Los chicos nos ven pasarlas putas y ya no saben si vamos o venimos.
Apenas tenemos respuestas.
Lo único claro es que a esta banda, a los que nos explican en qué nos hemos equivocado, el plan les ha salido redondo. Poco a poco, nuestros hijos irán aceptando la nueva realidad. No tardando mucho se verán agradeciendo a los hijos de ellos que les dejen cambiar su vida por las sobras del convite.
Pero no os preocupéis. Ellos seguirán admirándose ufanos unos a otros. Periódicamente nos honrrarán con su presencia en días señalados. Incluso estrecharán vuestras manos y recogerán los presentes ilusionados de vuestros hijos ya domados.
Son los ciclos. Que no lo queramos dar por bueno cuatro desclasados carece por completo de importancia. Sólo faltaría que ahora viniese yo a recordaros la historia.
Además, ya sabéis que las ideologías ya no son necesarias. Ahora vivimos mejor. Por fin hemos desentrañado el significado del término esfuerzo.

Que viva para siempre ésta, la buena, la auténtica libertad.

Mariano Bermejo

jueves, 3 de octubre de 2013

Pringaos del mundo entero, ¡uníos, joder!

Con este título aparecía el otro día un artículo en el periódico y el mismo me hizo reflexionar sobre lo que está pasando y sobre lo que nos está pasando.
El concepto de clase social está pasando por encima de la conciencia de clase y nuestro mundo se está convirtiendo algo abominable y aborrecible. Un mundo donde la diferencia de cases se distancia más y más, donde el rico es cada vez más rico y el pobre cada vez más pobre.
Se ha concebido la nueva clase social del “precariado” : trabajadores sin asideros psicosociales, inseguros, con empleos fugaces, nunca fijos, sometidos a jornadas ilimitadas, ingresos paupérrimos y a aceptar lo que se te ofrezca porque lo poco es más que nada.
Podemos hablar incluso del precariado contento, pues aunque sus condiciones laborales sean leoninas, según algunos deberían darse con un canto en los dientes pues hay muchos otros que no tienen ni eso.
¿Cómo es posible que la desidia o la resignación nos esté dominando?
¿No deberíamos dar un paso al frente?, ¿acaso renunciamos de golpe a aquella sociedad del bienestar por la que tanto se luchó y por la que tanto sufrieron nuestros familiares no tan lejanos?
¿Vamos a consentir que nos llamen pringaos a la puta cara y vamos a resignarnos aceptando todo y tragándonoslo todo?
La conciencia de clase que nos unía en la lucha contra las injusticias ¿Dónde está?
Se nos avecina un futuro muy malo y seremos culpables en buena parte de ello por no hacer nada. Han logrado individualizarnos de tal modo que nos han inmunizado contra las injusticias, tanto las ajenas como las propias.
Bertolt Brecht decía:
Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde.
Reflexionemos y despertemos del letargo en el que estamos metidos.
"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles."